En la fotografía de Brassaï todo Paris se ilumina: los callejones, las grandes avenidas y hasta las calles más invisibles. Brassai fijó en su objetivo los miles de rostros de un París en movimiento, a la vez íntimo y bullicioso, oculto y espectacular. En su fotografía se percibe un cierto júbilo y una inclinación hacia el juego con la luz. Creó un imaginario centelleante y efímero en donde casi siempre son protagonistas las proyecciones luminosas que descomponen la oscuridad del cielo parisino.

The lamplighter, Place de la Concorde, 1933, Centre Pompidou, Paris.